Cada persona detenida recién llegada debe recibir, además de artículos de higiene básica, ropa de cama limpia y en buen estado.
Dependiendo del clima y las prácticas locales, los artículos de cama deben incluir una manta, una sábana, una sábana ajustable, una funda de colchón y una funda de almohada. La ropa de cama debe ser mantenida en buen estado por la institución, lavarse regularmente y ser sustituida en caso de desgaste. Un buen mantenimiento, incluyendo el lavado regular de las camas, reduce el riesgo de contraer enfermedades de la piel. Debe haber artículos de cama ignífugos disponibles para prevenir el riesgo de incendios, basándose en el principio de equivalencia, en línea con lo que se requiere en los hospitales y otras instituciones similares.
Mientras que algunas personas detenidas pueden poseer su propia ropa de cama, comprada u obtenida a través de sus familias, las autoridades penitenciarias deben proveer igualmente la ropa de cama básica para aquellas personas detenidas que no tienen los medios ni ayuda familiar para obtenerla en otro lugar.
Los cambios de ropa de cama deben tener lugar en presencia de las personas detenidas interesadas. Cuando no se conoce de antemano el horario para el cambio de la ropa de cama, las personas detenidas en cuestión podrían estar ausentes de sus celdas cuando este se lleve a cabo y, por lo tanto, se corre el riesgo de no recibir la ropa limpia. Se debe implementar un sistema para evitar que esto ocurra.
Los colchones deben ser reemplazados periódicamente. Deben ser inspeccionados periódicamente, tanto visual como manualmente, para detectar deterioros, manchas y desgaste, incluyendo el estado de la espuma. Los colchones que se encuentren en estado defectuoso deben ser reemplazados.
La ropa de cama es uno de los elementos más frecuentemente dañados, lo que resulta en pérdidas financieras significativas para las instituciones en cuestión.
Las pérdidas de artículos, sobre todo sábanas y toallas, también son comunes. A pesar de tener, en ocasiones, las personas detenidas la responsabilidad directa de la degradación del material, las autoridades penitenciarias tienen la responsabilidad de proporcionar ropa de cama en buen estado a todas las personas detenidas, especialmente a las de ingreso reciente. La pérdida de sábanas a veces está vinculada a las transgresiones de las propias instituciones, por ejemplo, en los casos en los que las sábanas están gravemente deterioradas por ser usadas como separación para aislar un inodoro en una celda, o como una cortina.