Los riesgos de tortura y malos tratos existen en todas partes, en cualquier país y en cualquier momento. La prevención de la tortura es una estrategia global que pretende reducir estos riesgos y crear un entorno en el que la tortura y los malos tratos sean menos probables.
Un enfoque en tres etapas es esencial para asegurar que la prevención de la tortura funcione:
- Se debe establecer un marco jurídico eficaz que prohíba y prevenga la tortura y los malos tratos, así como las salvaguardias legales.
- Las leyes y los reglamentos deben aplicarse en la práctica. Esto puede consistir en la capacitación (para la policía y otros agentes), la elaboración de salvaguardias procesales (grabación en vídeo de los interrogatorios, etc.) y las sanciones en caso de incumplimiento.
- Deben establecerse mecanismos de control para comprobar si el marco jurídico existe y si se aplica. Las visitas periódicas a los lugares de detención por parte de órganos independientes son un ejemplo.