Decenas de miles de personas marcharon en Belarús el domingo para protestar por las elecciones presidenciales amañadas hace un mes. En Hong Kong, Líbano, Irak y Colombia, pero también en Francia y Estados Unidos, la gente ha estado tomando las calles para pedir sociedades justas e inclusivas o respuestas seguras a la pandemia de COVID-19.

Juntarse con otras personas en una reunión pacífica es un derecho fundamental. Junto con la libertad de expresión y la libertad de asociación, la reunión pacífica es el fundamento de las sociedades participativas, basadas en la democracia y el estado de derecho.

Sin embargo, estas recientes manifestaciones han encontrado a menudo respuestas violentas de las autoridades. En Belarús, miles de personas han sido arrestadas y detenidas durante las protestas. También ha habido cientos de denuncias de tortura o malos tratos, incluso contra niños y niñas.

En otros países, las y los manifestantes han sido golpeados o heridos. Las manifestaciones han sido dispersadas violentamente por las fuerzas de seguridad usando armas como granadas aturdidoras o balas de goma. También ha habido detenciones masivas.

Hoy, en el Día Internacional de la Democracia, es más importante que nunca recordar la visión plasmada en la Declaración Universal de Derechos Humanos de que "la voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público".

Los Estados pueden imponer restricciones al derecho de reunión pacífica en algunas circunstancias, como la protección de la seguridad nacional, la seguridad pública, el orden público o la salud pública. Sin embargo, esas restricciones deben ser necesarias, legales y proporcionadas a los objetivos que se pretende alcanzar.

La tortura no puede justificarse bajo ninguna circunstancia. Está absolutamente prohibida. Por ello, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ha pedido que se documenten e investiguen las denuncias de tortura y malos tratos por parte de las fuerzas de seguridad en Belarús, "con miras a llevar a las personas responsables ante la justicia".

En su reciente Observación General, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas subrayó que las fuerzas del orden deben respetar y defender el derecho de reunión pacífica sin discriminación. El Comité declaró que las reuniones sólo pueden dispersarse en casos excepcionales y que debe evitarse el uso de la fuerza. Además, las fuerzas del orden deben tratar de "desescalar las situaciones" y debe haber una presunción en favor de considerar las reuniones como pacíficas. 

El control de las reuniones requiere un uso cuidadoso de los poderes. También requiere una planificación, un equipo y una capacitación adecuados. La policía está obligada a cumplir ciertas normas. La fuerza puede ser a veces legítima, pero nunca debe ser excesiva: sólo se puede utilizar un mínimo de fuerza y sólo cuando sea estrictamente necesario. No se permite el uso de la fuerza sobre una persona detenida. Nunca se deben utilizar armas de fuego. Las armas no letales deben emplearse sólo bajo condiciones estrictas.

El uso de la fuerza para controlar las manifestaciones, incluyendo el uso de armas, debe ser monitoreado de cerca. Cualquier uso excesivo de la fuerza debe ser investigado y sancionado inmediatamente.

El derecho de reunión pacífica como "un derecho individual que se ejerce colectivamente" se encuentra en la encrucijada de los derechos humanos, la democracia y el estado de derecho. La defensa del derecho de reunión pacífica se basa en el fortalecimiento de la profesionalidad y la responsabilidad de la policía, así como en la garantía de estrategias para prevenir la tortura y los malos tratos. De este modo, todos y todas podemos contribuir libremente a la construcción de las sociedades justas, pacíficas, inclusivas y representativas en las que queremos vivir.

Blog Tuesday, September 15, 2020

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