Brasil tiene la tercera mayor población carcelaria del mundo y el hacinamiento es un problema crónico. Se estima que el cuarenta por ciento de la población carcelaria del país está compuesta por personas detenidas en prisión preventiva, que se encuentran entre las más vulnerables a la tortura y otros malos tratos.
La APT lleva más de un decenio actuando en Brasil y brindando asesoramiento a los órganos locales, regionales y nacionales para que establezcan mecanismos de monitoreo de la detención y mejoren sus procesos. En la actualidad, la labor de la APT en Brasil se enfoca en tres objetivos fundamentales: prestar asistencia a los mecanismos de prevención locales y nacionales en su labor, fortalecer las audiencias de custodia, una herramienta práctica para prevenir la tortura, y mejorar la visibilidad y la protección de las personas LGBTI privadas de libertad.